Es difícil mantener el timón en medio de una tormenta, pero las autoridades económicas europeas deberán hacerlo si quieren que la integración europea salga adelante con éxito. La crisis de la deuda soberana es un desafío muy importante, que para superarlo requerirá un gran esfuerzo coordinado por parte de todos los interesados.
Sobrevivir a esta tormenta no servirá de mucho si la zona del euro se queda atrapada en un invierno perpetuo de bajo crecimiento. Alemania está creciendo ahora a un ritmo sin precedentes, pero no hace mucho su ritmo de crecimiento era mucho más lento —apenas del 1,5% anual entre 1995 y 2007. En cambio, Suecia creció a una tasa anual del 3% y Estados Unidos del 2% durante el mismo período.
Muchos expertos temen que, si no se aplican reformas, el crecimiento en Alemania podría reducirse aún más en los próximos 5 a 10 años y más adelante, cuando el comercio mundial vuelva a moderarse. La situación es peor en los países que se encuentran actualmente en el ojo del huracán.
Mantener un alto nivel de crecimiento, basado en una fuerte expansión de las exportaciones y una demanda interna vigorosa, es una condición esencial para preservar la estabilidad y la capacidad de resistencia de la Unión Económica y Monetaria de la región.
Reformas para profundizar la gobernanza económica
El camino para alcanzar mayores niveles de crecimiento implica cambios estructurales y el fortalecimiento de la integración económica. Es más fácil decirlo que hacerlo, por supuesto.
La reforma de la gestión de gobierno para reforzar la integración puede ser una tarea ardua. Pero en vista de los persistentes problemas de deuda soberana, es esencial mejorar la disciplina fiscal colectiva. Para ello se requerirán las medidas siguientes:
• Reforzar el Pacto de Estabilidad y Crecimiento.
• Ampliar la participación de las instituciones fiscales nacionales.
• Completar el nuevo marco de estabilidad financiera europeo.
El fortalecimiento de la gobernanza económica respaldará la confianza en la zona del euro y ayudará a reducir la volatilidad de los mercados, que amenaza con desalentar las inversiones y socavar el crecimiento.
Cómo estimular el crecimiento
Sin embargo, una preocupación aun mayor es que la zona del euro no logre impulsar el crecimiento. Es esencial lograr un mayor crecimiento, no solo porque fortalecería la unión monetaria sino también porque podría generar grandes mejoras. Los estudios realizados en el marco de la supervisión de la zona del euro que lleva a cabo regularmente el FMI parecen indicar que la aplicación de reformas adecuadas podría elevar el crecimiento anual en alrededor de ½-1¼ puntos porcentuales, según la situación de partida de cada país, lo que no es poco.
La clave sería aumentar la productividad de los mercados de trabajo y de capital aprovechando mejor los avances tecnológicos con la ayuda de la desregulación y la inversión en la formación de los trabajadores. El crecimiento también suele ser mucho mayor en aquellos países donde la integración de los mercados es más profunda, probablemente gracias al impacto beneficioso de la competencia en la inversión y la innovación.
Aprovechar el momento
Todo esto parece indicar que alcanzar mayores tasas de crecimiento no solo es posible sino que está ligado a reformas muy específicas, incluida la aplicación de medidas a nivel nacional para flexibilizar los mercados de productos y servicios y completar el mercado único europeo. La movilidad del capital es especialmente crucial, sobre todo en el sector financiero donde el deseo de proteger a los “campeones nacionales” ha limitado las adquisiciones transfronterizas en el pasado. Es necesario aprovechar estas oportunidades mientras persisten los recuerdos de la crisis.
Europa se ha enfrentado a otras crisis en el pasado. Como señaló recientemente el Primer Subdirector Gerente del FMI, John Lipsky, la historia de la integración europea desde la Segunda Guerra Mundial ha sido un éxito increíble, entre otras razones porque los líderes que construyeron la Unión Europea y la zona del euro miraron más allá de las crisis del momento.
Si las autoridades económicas quieren mantener el rumbo adecuado, deberán avanzar en la aplicación de reformas estructurales y fortalecer la integración económica. Se han puesto en marcha varias iniciativas positivas: desde las mejoras previstas del Pacto de Estabilidad y Crecimiento hasta las medidas prometidas en el marco del Pacto por el Euro Plus para mejorar la competitividad y reforzar la disciplina fiscal. Pero las reformas aún no son lo suficientemente firmes como para garantizar el éxito, y los políticos y la opinión pública siguen siendo reacios a renovar su compromiso con el proyecto europeo. Es necesario tomar medidas adicionales para que estas reformas puedan aplicarse con éxito.
Para superar la crisis, necesitamos más Europa, no menos. Y la necesitamos ahora.